Integrar a pequeños productores olivícolas a la cadena productiva industrializada, generando un menor impacto en la emisión de gases de efecto invernadero es el objetivo principal del Programa “Transferencia Tecnológica para un Modelo de Producción de Aceite de Oliva Sustentable Energética y Ecológicamente para la Pequeña Olivicultura de Elqui y Limarí”, ejecutado por el Instituto de Investigaciones Agropecuarias INIA Intihuasi y financiado a través de un Fondo Nacional de Desarrollo Regional FNDR del Gobierno Regional de Coquimbo.
Para ello se formaron tres grupos de pequeños olivicultores, cada uno de ellos asociados a una almazara fotovoltaica en tres sectores productivos, La Higuera, Andacollo y Combarbalá y a quienes se les enseñará no solo a extraer el aceite de forma industrializada, sino que también a manejar sus huertos de modo tal que puedan transitar hacia la agroecología.
En el caso de Combarbalá se trata de una experiencia nueva ya que, si bien existe un trabajo previo con INIA desde hace alrededor de 10 años, por primera vez los olivicultores contarán con una moderna almazara para producir aceite de calidad, la cual se instalará en Manquehua durante este 2023.
“Estamos muy contentos porque voy a poder hacer el aceite y darle un buen provecho a mis aceitunas”, indicó Sara Araya, quien tiene un huerto de alrededor de 10 olivos en el sector de Quilitapia, cuyo fruto, hasta el momento, solamente procesa para consumo familiar.
Para Rosa Cortés, quien lleva 18 años cultivando olivos en Manquehua, haciendo aceitunas y aceite de oliva de manera artesanal, esta oportunidad le permitirá mejorar la calidad de su aceite. “Me va a ayudar mucho en la calidad del aceite, en la producción, porque uno trabaja con máquinas súper artesanales y el rendimiento es pobre y estaba viendo que ahora con la maquina nos va a subir el rendimiento y eso está súper”.
Transición hacia la agroecología y baja huella de carbono
Según explicó Francisco Tapia, investigador de INIA y director del proyecto, el programa incorpora a la sostenibilidad como uno de sus ejes fundamentales, “este proyecto, financiado con fondos FNDR del Gobierno Regional de Coquimbo, está orientado a desarrollar el rubro olivícola en el sentido de generar una producción primaria sustentable junto con la industrialización y comercialización de aceite de oliva”.
Claudio Salas, director regional de INIA Intihuasi, sostuvo que, con la iniciativa, se busca que olivicultoras y olivicultores vean sus huertos como un agroecosistema que les permitirá obtener recursos económicos, pero desde el punto de vista de la sostenibilidad. “En ese sentido se está generando un trabajo con los beneficiarios del proyecto en una producción olivícola que transite hacia la agroecología, entendiendo que el paisaje ya es de por si simplificado por estar en una zona desértica, por lo que se están incorporando todos los componentes que favorecen la autorregulación del paisaje, como, por ejemplo: flora nativa, biodiversidad funcional, controladores biológicos. Esto sumado, además, a las almazaras colectivas implementadas por el proyecto y que destacan por utilizar energías renovables a través de sistemas fotovoltaico que permiten una reducción aproximada de cuatro toneladas de CO2 que se emiten al ambiente si se comparan con almazaras que utilizan motores de combustión para la realización de la molienda y extracción del aceite”.
De este modo se impactará positivamente no solo en materia económica a los pequeños olivicultores de la comuna, sino que habrá un importante impacto en el cuidado del medioambiente, considerando una de las amenazas principales de la zona, el déficit hídrico.
“Este proyecto pretende resaltar las características productivas de la pequeña olivicultura regional que está relacionada con una zona de secano, escasez de agua de riego. El olivo se ha definido como una muy buena especie tolerante a estas condiciones y más aún cuando sus productos tienen beneficios funcionales, beneficios para la salud, a través de sus componentes antioxidantes” añadió Tapia.
En total son tres las almazaras las que funcionan al alero del programa, las que están ubicadas en La Higuera, El Manzano de Andacollo, (a la que acceden olivicultores de La Serena, Coquimbo y Andacollo) y la de Manquehua en Combarbalá.
Impacto social, económico y ecológico
Pedro Castillo, alcalde de Combarbalá destacó el rol de INIA en el territorio, sobre todo por la transferencia de conocimiento y tecnología, “es tremendamente relevante para quienes producen aceite de oliva, porque con el desarrollo sustentable, con esta conjunción de desarrollo económico, social y ecológico es posible aumentar la producción, producir aceite extra virgen y también poder entregar competitividad en un mercado que tiene una gran cantidad de oportunidades”.
Claudio Salas, indicó, complementando lo anterior, que “el INIA viene desarrollando, a través de lineamientos del Ministerio de Agricultura, una agricultura de transición hacia la agroecología”, enfatizando en que, “esta iniciativa es bastante importante en las tres dimensiones de la sostenibilidad, lo ambiental, lo social y también lo económico, porque se espera que con esto haya un mejor retorno para los productores con una diferenciación productiva de un aceite producido en una zona de escasez hídrica, pero que tienen cualidades distintivas que lo hacen diferente, agregando valor”.
Krist Naranjo, gobernadora regional, manifestó que financiar este tipo de iniciativas es un compromiso de este Gobierno Regional puesto que “potencia y fomenta a la pequeña agricultura para una producción industrializada, limpia y de calidad, con bajo impacto en la emisión de gases de efecto invernadero”.
Mientras que Christian Álvarez , seremi de agricultura indicó que, “uno de los principales ejes de nuestro Ministerio de Agricultura es avanzar hacia una agricultura más verde, más sustentable y que transite hacia la agroecología. Es en esta línea que INIA está trabajando en este proyecto que incorpora a productores de la comuna de Combarbalá, transfiriendo nuevas tecnologías e innovación en los procesos productivos, para que nuestros agricultores, además de adquirir nuevos conocimientos, puedan mejorar la rentabilidad de sus producciones y por ende su calidad de vida”.