El centro de la ciudad de Ovalle oculta una situación que se ha convertido en un verdadero infierno para familias. El Canal Tuqui está afectando directamente la calidad de vida en dos viviendas que se emplazan en calle Tangue.
CASA INCLINADA E INHABITABLE
“Hay que estar ahí para vivirlo, psicológicamente para mí ha sido terrible”, dice Emelina Mundaca, dueña de una de las dos propiedades en conflicto.
“Hace un tiempo atrás que tengo serios problemas con el canal y di cuenta a la municipalidad y a los canalistas. Se hacía periódicamente limpieza y hace varios años que ya no”, declara.
Reconoce que desde el último terremoto el escenario empeoró, ya que el canal se trizó y su huerto termina simplemente inundado y empantanado. Además, “en mi casa es mucha la humedad, los pisos se partieron, se hundió de un lado, creo que ya son cinco milímetros lo que se ha ladeado. El riesgo es muy grande”.
La residente afirma que este drama le ha traído consecuencias psicológicas y físicas, por lo que exige apoyo y voluntad de las autoridades para resolver este verdadero infierno en el que vive por estos días. “En mi pieza se siente todo el hielo que hay ahí, es como abrir un freezer. No es como para que viva una persona. Las cosas se salieron de control y ya tiene que haber una solución definitiva, no de parche. ¿Hay que esperar que se caiga la casa?”
Múltiples acciones ha realizado para poder revertir el problema, de hecho se ha contacto con canalistas. “La última vez cuando fue mucha el agua que venía yo llamé a Roberto Vega (presidente del Canal Tuqui) Vinieron, sacaron fotos y de repente se paró todo y quedó ahí el caso. Vez que se me inundaba el patio llamaba para decir ‘Roberto por favor corta el agua’. Venían los canalistas a limpiar pero no tenían las condiciones. Ya después ni me contestaban el teléfono”, recuerda.
También ha buscado apoyo en la casa consistorial local. “Fui a la municipalidad hablé con Glen Flores (director del Departamento de Obras), él vino para acá y me dijo en mi cara que iba a venir a demoler todas las casas y que no podía haber construido ahí. Le dije que habíamos pedido permiso a la municipalidad y se había autorizado. Le respondí ‘usted no puede ir a mi casa, a mi papá hace poco lo operaron del corazón y le va decir que le va a demoler’”.
A raíz de la situación afirma que su propiedad se ha devaluado gravemente, “ha sido mucho, tomando en cuenta que estamos en pleno centro y la plusvalía debería ser más alta de lo que es ahora. Pensaba vender pero, ¿cómo lo hago en estas condiciones? No está en mí engañar a la gente, primero tienen que arreglar el problema de fondo y después recién se podría vender”.
Lo que ahora exige es que le arreglen la casa, “está descuadrada y las paredes se están abriendo, entonces ante un temblor fuerte es peligro de muerte. ¿Van a esperar que muera para que mis hijos digan que esto pasaba pero nadie hizo caso?”, sentencia.
RATONES, HUMEDAD Y MAL OLOR
Desde hace 20 años que Irlanda Jara vive en calle Tangue. Al entrar a su casa y descender al primer piso que está junto al patio trasero, se percibe de inmediato un olor que no hace más que anunciar la magnitud de las dificultades que atraviesa ella y su familia.
En una pared de ese primer piso hay una especie de ventana de metal, la que al abrirse permite ver en todo su esplendor nada menos que el tramo de canal que pasa por dentro de su casa.
Al igual que Mundaca, dice que el problema de filtraciones, mal olor y humedad se salieron de control después del último terremoto. “Se me filtra el agua y tengo que andar parchando, comprando cemento y cosas para combatir la humedad. Tengo mucho miedo si viene otro sismo fuerte”.
El problema sanitario es grave, ya que el lugar está infestado de ratones. “Son guarenes y hay lauchas chicas que andan por todos lados”.
En cuanto al mal olor, éste se potencia cuando el agua del canal está cortada. Revela que cuando hay gran cantidad de flujo ella experimenta un cuadro de ansiedad que incluso no la deja conciliar el sueño, “ando pendiente, me pongo nerviosa, de repente no puedo ni dormir porque como tengo esa puerta, se puede rebalsar porque vienen muchas ramas de otros lados”.
Jara reconoce que ya perdió la cuenta de cuántas veces ha ido gente a su casa para conocer más del problema, pero lo cierto es que hasta el día de hoy no ha habido una solución concreta y definitiva. “Vinieron tantos, mucha gente. Miraron, sacaron fotos, pero nunca más volvieron”.
¿Cuándo se limpió por última vez el canal? Jara señala que, “hace mucho más de un año. Después del terremoto limpiaron dos veces para ver por qué se filtraba tanto el agua y de entonces no han venido nunca más”. Para ella lo fundamental es el aseo, “por último cada tres meses. Ahora está muy lleno de tierra eso y cada vez que sueltan el agua se va cada vez más arriba”.
TRABAJO EN CONJUNTO
El viernes de la semana pasada el diputado Juan Manuel Fuenzalida se reunió con las familias afectadas.
“Esta es una situación bastante dramática, una que creo que requiere una intervención especial de los distintos organismos que están involucrados; municipalidad, gobierno y la Asociación de Canalistas”, reconoció.
El parlamentario expresó que se oficiará a la Dirección de Aguas para que, “se haga un seguimiento al cumplimiento de las normativas que rigen esta materia, de manera que se empiece a generar una limpieza periódica de este canal”.
Contó que se trabajará con la casa consistorial para poder presentar un proyecto a la Dirección de Obras Hidráulicas (DOH) con el fin de poder, “hacer una intervención generalizada de todo este canal que cruza por la columna vertebral de la ciudad. Sin duda que es un proyecto de una inversión bastante importante pero que tenemos que hacer, no podemos esperar a que estas casas se derrumben para entender que había que intervenir esta situación”.
Fuenzalida comentó también que se considerará un plan de mitigación, “me comprometí con las vecinas a hablar con el director de la DOH para buscar una solución momentánea de manera que esta situación de filtraciones y de escurrimiento de agua no siga afectando”.
MUNICIPIO
El encargado de la Oficina de la Vivienda, Danilo Segovia, visitó la zona del problema y conversó con los afectados. Respecto a la situación indicó, “sabemos que hay un tema de abancamiento en donde el canal ya no está dando la capacidad que debiera de soportar para el tema de riego como de las aguas lluvias que también recibe”.
Segovia indicó que primariamente se abordará el preocupante tema sanitario, “vamos a tomar contacto con la oficina del Medio Ambiente para apoyar a las familias respecto a lo que se está abordando con el tema de los ratones”.
Al mismo tiempo destacó que se van a estar apoyando las gestiones que haga el diputado Fuenzalida en cuanto a conversaciones con los encargados de la DOH y la Asociación de Canalistas.
Otro eje importante que será considerado es una evaluación estructural de la vivienda, ya que, “hemos visto que se ha producido algún daño por los distintos eventos que han sucedido y que en caso particular, han afectado bastante a la vivienda (…) Para así saber a ciencia cierta si es que hay una afectación y peligro para ellos. Vamos a estar atento al desarrollo de la solución que se puede dar al canal para nosotros también poder dar una alternativa o solución que repercuta a la vivienda”.
El profesional enfatizó en la importancia de abordar el problema que puede estar involucrando al barrio completo. “Este es un proyecto ciudad. Actualmente está perjudicando a dos casas pero entendemos que es un tramo largo del canal que puede estar afectando a una mayor cantidad de viviendas”.
CANAL TUQUI
El presidente del Canal Tuqui, Roberto Vega, aclara que el cauce – que es parte de la Junta de Vigilancia del río Limarí – es un colector secundario de aguas lluvias el cual, “es manejado por la Municipalidad de Ovalle, nosotros somos sólo regantes. En el fondo el que tiene la responsabilidad es el municipio”.
Sobre la limpieza, cuenta que la ejecutan cuando riegan y que el proceso es difícil en ese tramo, precisamente por las construcciones emplazadas. “La gente (quienes realizan aseo) tienen que meterse debajo y andar casi arrodillados por entremedio, ya que ahí está construido encima del canal. En otras partes nosotros no tenemos ningún problema porque está abierto”.
Vega añade que el meollo del asunto está en el lugar en donde se decidió instalar las viviendas, “el problema que ellos tienen es que construyeron sobre el canal y no respetaron la servidumbre de paso. Nadie puede construir sobre un canal, eso es más que claro, donde se pregunte dirán lo mismo”.
Desde el Ministerio de Obras Públicas sostuvieron que el canal es privado y no depende de ellos, sin embargo, sí pueden intervenir este tipo de cauce a través del Plan Maestro de Aguas Lluvias, pero por el momento la DOH no lo tiene contemplado. Además confirmaron que a través de esa misma dirección se han hecho algunas limpiezas pese a que legalmente no les corresponde.