El inicio del año escolar 2022, trajo consigo diversos cambios en la forma como se desenvuelve la sociedad, especialmente los niños, niñas y adolescentes, quienes tras dos años de pandemia durante la cual se transitó por diferentes métodos de enseñanza como las clases virtuales, híbridas y la presencialidad flexible, volvieron a las aulas en una nueva “normalidad”, similar a la prepandémica, pero con protocolos sanitarios, donde además se retomó la jornada escolar completa y la obligatoriedad de la asistencia.
Tras un mes del regreso a clases, uno de los fenómenos que se ha observado con este cambio, tanto a nivel nacional como provincial son los actos de violencia y agresividad que se presentan.
Prueba de ello es lo ocurrido el pasado lunes en la Plaza de Armas de Ovalle, donde una veintena de jóvenes protagonizaron una riña colectiva que duró varios minutos y donde participaron estudiantes de liceos cercanos y sujetos desconocidos, quienes portaban algunas armas blancas que blandían a vista de todos los presentes, profiriendo amenazas contra el grupo rival.
Diario El Ovallino conversó con Viviana Romero, psicóloga educacional y académica Universidad de la Serena, Coordinadora CAPSI ULS, (Centro de Atención Psicológica Integral) y Presidenta de la Fundación para la inclusión Psicoeducar, quien entregó algunas recomendaciones para prevenir la violencia.
Desde el inicio del año escolar se han conocido diferentes casos de agresión en las escuelas tanto a nivel nacional como regional ¿A qué cree que se debe este nivel de agresividad?
-“El aumento de la violencia al interior de los establecimientos educacionales es multicausal. Tenemos que analizar en primer lugar qué está pasando en los hogares, en la familia con este retorno 100% presencial a las escuelas, también lo que está ocurriendo al interior de las familias en términos de dinámicas familiares ya que también los padres tuvieron que volver a trabajar de manera presencial o 100% presencial y tenemos que pensar que hemos pasado dos años de pandemia en el que tuvimos un sistema totalmente online y después híbrido, ahora a un sistema totalmente presencial. De alguna manera estos son factores que generan angustia, ansiedad en los niños, niñas y adolescentes y eso también puede ser uno de los factores que están generando este aumento de la violencia al interior de las escuelas. También hay aspectos emocionales o psicosociales que están generando sus consecuencias, tuvimos este aislamiento, la perdida de los seres queridos o enfermedades de seres queridos se asocia a un contexto de incertidumbre importante durante todo este tiempo de pandemia, porque la pandemia todavía sigue y por otro lado existen dificultades o problemas en la resolución de conflictos”.
-¿Cuáles son los consejos que le puede dar tanto a las escuelas como a las familias para actuar frente a estas situaciones?
-“Es importante considerar como ha sido ese retorno a la presencialidad, que actividades se están haciendo, por ejemplo, como conversamos con esos aspectos emocionales, los aspectos familiares, lo que traen los estudiantes desde sus hogares hacia la sala de clases en cualquiera de sus niveles (…). El consejo principal es esta flexibilidad escolar que se está permitiendo hoy día a nivel del Ministerio de Educación y flexibilizar esta jornada escolar completa que es bastante densa en cuanto a contenidos, ya que los estudiantes necesitan espacios donde las personas convivan, donde tengan experiencias donde puedan expresarse y también señalar como han vivenciado este tema de la pandemia e ir detectando como en los establecimientos se provee de herramientas para la resolución de conflictos. En el caso de las familias es importante también ir conversando las temáticas de violencia, sabemos que durante el contexto de pandemia hubo mucho acceso a Internet, tal vez sin control y ahí hay que ver que contenidos están viendo los chicos y en ese sentido es mirar cuales son los contenidos que ven, la cantidad de tiempo. Con la entrada a clases tienen que haber rutinas claras, más específicas, no es recomendable una gran cantidad de uso de pantallas durante el día, el tiempo no debería exceder las 2 horas al día para recreación, la recomendación en la familia es ir mirando como trabajamos el tema emocional, que los padres puedan ver como se conversa de las emociones, cuales son las redes de apoyo de nuestros hijos, amigos, por ejemplo, si son personas solitarias, son factores que tenemos que tener en cuenta, por otro lado, en el caso de situaciones con mayor irritabilidad, con cambios de conducta, poco comunicativo, quizás con cambios en el sueño o la alimentación se tienen que empezar a prestar atención, hacer un vínculo con el establecimiento y empezar a trabajar de manera colaborativa”.
-¿La pandemia y la teleducación habría influido en una intensificación de la violencia escolar?
-“Tuvimos dos años donde la socialización tuvo un desgaste importante, tenemos que volver a construir vínculos, a aprender a resolver conflictos, a construir vínculos de confianza. De alguna manera el aislamiento y las preocupaciones tienen que ver con problemas de salud mental que están afectando a nuestros niños, niñas y adolescentes y existen algunas visiones que hablan de una desregulación emocional, donde nos encontramos con trastornos desadaptativos, emocionales, conductuales y que puede ser una de las causas donde se ha perdido este aprendizaje de compartir con otros”.
¿Este fenómeno se puede prevenir? ¿Cómo?
“Uno de las grandes temáticas a trabajar son los modelos de resolución de conflictos al interior de las escuelas y eso como lo transferimos al hogar. Tenemos que tratar de incorporar a todos los niños, niñas y adolescentes para hacerlos sentir parte de una comunidad y para eso es importante buscar estas instancias donde las escuelas puedan promover estas experiencias. Realizar actividades vinculadas a las habilidades socioemocionales, tenemos que resguardar las habilidades de comunicación, de que es lo que me pasa, como me siento, como aprendo a regular mi conducta. Las habilidades socioemocionales parten por como reconozco mis emociones, las del otro, como espero turnos, como voy empatizando y reparo las situaciones donde puedo cometer un error o faltarle el respeto a otra persona. Es como reproducimos una forma sana de convivir con otros, en ese sentido la prevención tienen que ver con como vamos promocionando un clima nutritivo de aula, positivo escolar, para que vaya tomando más cuerpo, hay que llevarlo a la acción con actividades concretas donde los estudiantes se puedan distender, son importante las pausas activas, y también involucrar a las familias. Este no es un problema de los colegios, es un problema país.
-¿Qué otras consecuencias se pueden dar a causa de esta readaptacion a la vida escolar?
-“Tenemos que ser muy claros que esto se puede prevenir, hay situaciones que hay que mirar, ver qué pasa en las familias que estén siempre no solo en las dificultades, las consecuencias van desde la depresión , los trastornos de ansiedad, la violencia que puede llevar a un círculos de agresividad, no podemos normalizar la violencia y por ende tenemos que buscar como sociedad a ver estrategias y herramientas, que los estudiantes aprendan a reconocer sus emociones a pedir ayuda y a apoyar a los demás, es muy importante el poder comprender que las consecuencias pueden ir desde rechazar ir al colegio, empezar a somatizar síntomas como dolor de cabeza, de estómago, y eso tiene consecuencias a nivel socioemocional donde el estrés es desencadenante de otros trastornos”.