“Ellas están haciendo historia en Ovalle al ser el primer equipo femenino de rugby”. De esta forma, el profesor Francisco Castillo comenta en una frase la trascendencia de la rama de damas de Goliath. Las chicas están marcando un precedente en el deporte provincial, ya que hace una semana disputaron su primer encuentro oficial.
No exentas de ‘machucones’, las 12 integrantes se prepararon durante cuatro meses para su ansiado debut. Y fue con demasiadas ansias. Pero detrás de este grupo de estudiantes, hay múltiples historias.
El club Goliath es una institución que se originó hace prácticamente nueve años cuando un grupo de entusiastas varones decidieron dar rienda suelta a su pasión. Se prepararon y enfrentaron diversos partidos contra otros equipos regionales y nacionales. En este grupo estaba Francisco Castillo, actual entrenador de las muchachas.
Su polola Katherine Aguilera lo acompañaba a cada entrenamiento y al borde del campo de juego lo animaba a conseguir la ‘ovalada’. Ella miraba con cierta curiosidad este deporte hasta que durante un entrenamiento la invitaron a practicar con los varones. Katherine se entusiasmó y decidió continuar la práctica en cada fin de semana.
“En ese momento, fui a estudiar a Santiago y en la Universidad de Las Américas se estaba formando la rama femenina de rugby. Estuve jugando un año completo por ellos. Jugamos contra Stade Francais, Amancai y otros, donde tuve harto roce”, sostiene la joven.
Luego regresó a Ovalle y estuvo cerca de un año sin jugar tras ser madre. Ahora que su hijo creció, decidió volver a entrenar junto con Leslie Rojas y Michel Heuser, quienes poseen mayor experiencia en la disciplina.
“Empezamos a entrenar con la motivación de juntar a más niñas. Además Francisco se comprometió a ser nuestro entrenador y desde el mes de enero comenzamos los entrenamientos. Luego en Marzo se unieron más muchachas”, cuenta.
En un comienzo solo eran tres mujeres entrenando y con varones hasta el momento en que Francisco decidió ser su entrenador.
A través de redes sociales se conoció que mujeres estaban entrenando con la finalidad de formar una rama femenina. Fue así como se enteró María José Ulloa. Si bien hace dos años disputó un encuentro informal en su universidad, la experiencia era escasa. “En aquella oportunidad me explicaron cómo tacklear y me enamoré”, dice.
“Quería entrenar, pero los horarios en la universidad me impidieron hacerlo. En el verano empecé a entrenar y dije ‘este es mi momento’ y comencé a entrenar por Goliath. Los descubrí por internet, vi un par de fotos y llegué al club. Ahí descubrí a una familia”, agrega Ulloa.
Cada vez se sumaban más integrantes. Y toda instancia servía para reclutar a nuevas integrantes, como fue el caso de Francisca Carvajal, a quien la invitaron a formar parte del club en una instancia particular.
“La verdad, me invitaron a entrenar cuando estaba carreteando (ríen todas). Un día viernes me dijeron ‘¿quieres entrenar mañana?’ y yo acepté. Enganché altiro. Igualmente había visto varias veces rugby y desde el primer día que empecé a entrenar las niñas te acogen. Eres parte del equipo desde el primer día que llegas a entrenar y eso es lo rico de entrenar con Goliath. Como decía la ‘Cote’ (María José Ulloa), somos una familia, como hermanas”, manifiesta la ‘Paqui’.
Ese espíritu de unión es el que motiva a las rugbistas para continuar en los entrenamientos y decidirse por debutar. Y fue la esencia que encontraron diversas estudiantes del colegio San Juan Bautista, donde el entrenador enseña educación física. Ese medio lo ayudó para convencer a más chicas.
“Uno se sacrifica, nos tenemos que hacer un espacio para entrenar, entre el preuniverstario, las clases y todo eso. Las niñas nos motivaron a seguir entrenando y yo creo que necesitábamos el partido para sentir la motivación para seguir creciendo. Incluso después del partido dije ‘ahora sí, esto es lo mío y me voy a motivar’”, comenta Valentina Fabres.
A Vanessa Cortés la invitó a jugar su pololo, quien defiende a Goliath en los varones; a Melissa Tabilo fue el mismo Castillo quien la motivó a participar y a Antonia Tapia mantiene un lazo con el profesor, ya que es su cuñada.
Junto con cuatro integrantes más, todas forman las Goliath y hacen historia en la provincia de Limarí.
Padres preocupados
El rugby es un deporte no tradicional en Chile. De influencia británica, se instaló mediante los inmigrantes del Reino Unido quienes formaron los primeros clubes en Santiago y otras zonas del país. Es popular entre los varones y hace unos cuantos años las mujeres decidieron practicarlo y formar las sucesivas ramas.
Pero es mayormente practicado y conocido por los varones, donde en cada tackle demuestran que es un deporte de aparente rudeza.
“Mamás y rugby no son compatibles. Me han dicho que no es deporte de señoritas. Me dicen ‘te crees hombres, estas toda moreteada’, pero da lo mismo. Como dice Francisco, estamos haciendo historia en Ovalle con el primer equipo de rugby femenino. Cambiar un poco la mentalidad de todos que no es solo un juego de hombres”, acota Francisca.
“Mi mamá me dijo que este deporte era más para hombres, pero no sabe muy bien de qué se trata. Y ese día del partido me dijo ‘Vanessa, se pegan súper fuerte’ y cuando vio a mi pololo golpearse se asustó mucho”, complementa Vanessa.
A Antonia ni a su mamá ni papá les gusta el deporte, pero confía en que siempre la apoyarán.
“En mi caso, ni mi mamá ni mi papá me apoyan, porque lo ven como un deporte para hombres. Después del partido me dijeron que no les gustaba pero me iban a apoyar. Mi mamá no me ha visto jugar, sí mi papá, como que le dio miedo y no me tiene fe, ya que haciendo otro deporte me fracturé”, dijo.
Sin embargo, la modalidad que practican las mujeres es distinta. Con siete mujeres por equipo, donde se juegan siete minutos por cada lado, se denomina ‘seven’ y tiene la diferencia en que la velocidad es un factor principal para convertir los ‘try’ o manera de marcar puntos al equipo contrario.
Machismo
El sábado 25 de julio fue el estreno en sociedad de las Goliath en el Complejo Deportivo Profesores. En aquella oportunidad se disputaban encuentros de fútbol seniors a la misma hora y los futbolistas observaban atentamente cómo las chicas realizaban los ‘scrum’.
“Para el día del partido, habían hombres ya adultos y yo escuché decir que ‘cómo jugaban a esto, si son señoritas’ y trataban de ver feo lo que estábamos haciendo”, comentan las muchachas.
Y agregan que “no es por generalizar, pero los hombres son bien machistas. Dicen que las mujeres debemos ser bien delicadas. Andar llena de moretones no es bonito de repente, pero con un poco de base se pasa (entre risas). Eso es un ejemplo del esfuerzo que hacemos y demostrar que no es un deporte solo para hombres. El rugby no es un deporte violento, es solo de contacto que todos podemos practicarlo”, agrega Valentina.
El machismo les ha traído algunos momentos incómodos, incluso cuando pretenden conocer a muchachos y formar una incipiente relación.
“No es bien visto que una mujer entrene rugby. De repente estas conversando con alguien y te dicen ‘¿y qué entrenas?’ y tu le dices rugby y te miran raro. Si son hombres se espantan si le dices que entrenas. No es tarjeta de presentación”, sostiene Francisca.
El partido y más
A pesar de estos prejuicios, las muchachas seguirán adelante en los encuentros de rugby. Si bien perdieron por 14-0 ante Panteras, aseguran que el resultado es lo de menos cuando se trataba del primer partido oficial.
“Sinceramente quedé triste, porque pensé que pudimos haber dado más. Yo lo digo según mi perspectiva. Al ser pocos minutos en el partido, no pudimos demostrar lo entrenado. Pero se viene la revancha y vamos con la fe de ganar y mejorar lo que hemos entrenado. Sinceramente importa el resultado, pero como fue el primer partido fue entendible por el miedo y las ansias de jugar. Eso te lleva a cometer errores”, analizó Melissa.
La motivación es tal que el resultado no las amilanó y ya preparan el partido de vuelta ante Panteras en La Serena y rendir de mejor forma en busca de la ‘ovalada’, llenándose de ‘try’ convertidos en zona rival y alzando los brazos como el primer club de rugby en la provincia de Limarí. Estas chicas ya hacen historia.