Se despertó tarde

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    ¡Manuel despierta, te quedaste dormido, niño por Dios! Fueron las primeras palabras que el joven Manuel escuchó esa  mañana, en efecto, se había quedado dormido para ir al liceo. Rápidamente se puso el pantalón, la camisa y el paletó. En el desayuno se tomó una taza de leche, tan rápido que olvidó  hacerle asco a la nata, luego, partió veloz en dirección al liceo.

    A medida que iba caminando, un pequeño pensamiento cobraba fuerza:

    – ¿Por qué me quedé dormido?- pensaba.

    Mientras continuaba caminando, Manuel vio sorprendentemente a su amigo Andrés, que también iba atrasado al liceo y que tampoco sabía por qué se había quedado dormido. La situación se volvió más extraña cuando vieron a un tercer compañero, Miguel, quien aceleraba su paso, pero a diferencia de los otros dos, este joven si conocía la misteriosa causa de la extraña situación:

    – No sonó – dijo Miguel.

    Inmediatamente todo cobró sentido, Manuel recordó, que la vieja maestranza de trenes solía llamar al trabajo con una sirena, pero la maestranza había cerrado.

    Aquella sirena era el despertador de Ovalle y ese día, todos se despertaron tarde.