El cubo Rubik nació en plena década de los ’70 por el profesor de arquitectura húngaro Erno Rubik, pero su fama mundial llegó en la década de los ’80, condecorado en varias oportunidades como el juego del año en diversos países del mundo.
38 años más tarde, el rompecabezas sigue siendo una pieza importante de entretención y en Ovalle, Felipe Heckersdorf y Marcos Castillo componen una pequeña pero incipiente comunidad de jóvenes entre 15 y 18 años que se dedican a resolver el rompecabezas más famoso del mundo.
“Vi tutoriales en internet, donde mostraban cómo armar cubos. Se me pegó y decidí comprarme uno. Mi hermano lo sabía armar cuando niño”, cuenta Felipe, quien motivo a Marcos en esta entretención.
“Felipe llegó un día a mi casa con los cubos, que al comienzo no me gustaba el juego, pero después sí. Me enseñó primeramente el método básico y después continué con el intermedio. Y después de a poco fui agarrando el ritmo y a jugar solo”, recuerda.
Felipe con otros compañeros de cursos juegan en los recreos del colegio San Juan Bautista, mientras que Marcos hace lo propio en el colegio Tamelcura. A tal nivel de dedicación con el cubo que ya Felipe ha participado en torneos nacionales, donde incluso se llevó el primer lugar en su categoría en Viña del Mar, armando el cubo en 13 segundos. Gracias al buen resultado, la tienda de cubos Rubik Soletta decidió auspiciarlo.
“Ellos vieron mi canal de Youtube, y después de la competencia me auspiciaron. Me mandan cubos nuevos para demostrar cómo se arman, poleras, y otros productos. Desde que conocí la tienda pensé en que algún momento me podían dar un auspicio y hace unas semanas estoy con ellos”, cuenta Felipe.
El canal de Youtube de Felipe es ‘Felipe Heckersdorf’, donde periódicamente sube nuevas técnicas de armado y muestra nuevos productos de sus auspiciadores.
Un divertido y sano pasatiempo originario de la década de los ’70, pero que sigue vigente en pleno 2018.