Desde las 22.00 de la noche del primero de enero, el frontis del emblemático Liceo Bicentenario Politécnico de Ovalle comenzó a recibir a los primeros padres y apoderados quienes se apostaron en el lugar con el objetivo de posicionarse entre los primeros en ser llamados este martes, cuando el instituto abra los libros de registro y verifique si tiene cupos disponibles para nuevos estudiantes, y cuántos serían en cada año y sección.
Es una práctica que –lamentablemente- se repite cada año, cuando los apoderados se atrincheran frente a los colegios hasta por dos, tres y hasta cuatro días, con el objetivo de lograr que sus hijos estudien en el instituto al que postulan.
“Lo que nosotros pedimos es que sea transparente el proceso de entrega de cupos, porque nosotros estamos haciendo este sacrificio por nuestros hijos, así que no queremos que se den matrículas ‘por interno’ a los cercanos, sino que se respete el orden de llegada”, señaló a El Ovallino, Jackelin, una de las apoderadas en vigilia.
Indicó que en su caso, y en el de la veintena de padres que ya se iban sumando a la lista, los apoderados prefieren el Politécnico a otros institutos al que sus hijos habrían sido repartidos por el Sistema de Admisión Escolar, SAE, porque allí salen con una preparación técnica para iniciar labores en algún oficio.
“Nosotros hemos estado al sol, con frío, sin baños, para lograr estos cupos, por eso queremos que al momento de entrar, se respete el orden de llegada. Tenemos a lista y vamos anotando a los que van llegando y cada uno se va asignando con un número, para que todos sepamos por dónde va y no se genere un desorden”, señaló.
Y es que luego del proceso de asignación por el SAE los apoderados deben matricular a los alumnos en el colegio seleccionado automáticamente, si no lo hacen así, estarían liberando el cupo para quien primero se anote en la lista, por ello se hacen las filas en los colegios, con la esperanza de lograr un cupo.
Acampando
En tanto Roberto es un joven padre de una pequeña que está lista para cursar el Primer Año Básico, pero a quien el sistema digital le hizo una mala pasada y le envió para un colegio donde le informaron que “ya no tenía cupo”, ni siquiera por haberlo arrojado en la plataforma.
En su caso él fue el primero en llegar al Colegio Gabriela Mistral, en calle Coquimbo, el 31 de diciembre, donde incluso una apoderada ha dormido en una pequeña carpa para no retirarse del lugar.
“Nosotros no hemos tenido hasta ahora información de cuántos cupos estarían disponibles para cada año. Nos toca esperar hasta este martes y ver si hay cupos o quedamos en lista de espera”, afirmó.
En el Liceo Alejandro Álvarez Jofré, el escenario no era muy diferente, aunque sí con más gente. Más de 60 personas se han apostado en el frente del recinto en Calle Victoria, con la esperanza de un cupo.
Aproximadamente desde las 22.00 horas del 1 de enero, comenzaron a llegar los primeros apoderados y se comenzó a nutrir una lista en las hojas de un cuaderno.
“Aquí no hemos recibido información de la cantidad de cupos disponibles, ni hemos tenido acceso. De parte del colegio solo llegó una funcionaria y también se anotó en el cuaderno para optar por un cupo, pero no saben cuántos hay disponibles. Aquí el que va llegando tiene que quedarse como todos, o dejar un suplente”, indicó Felipe, uno de los primeros en apostarse en el recinto.
Por su parte la apoderada Mariana recibió, junto a una docena de padres y representantes, el año nuevo en las afueras del Colegio Santa María, en calle Miguel Aguirre. Varios están pernoctando incluso desde el 30 de diciembre.
“Acá se han portado muy bien, porque nos han dado la información de cuántos cupos tienen disponibles en cada año. El rector incluso vino a conversar con nosotros y nos puso a disposición el baño, que podemos ocupar a la hora que sea. Nos facilitaron un hervidor, nos dieron la información clara y hasta nos permitieron un espacio para pernoctar dentro”, indicó la apoderada.
Para la tarde de este lunes ya había más de 60 personas anotadas en la lista.
El escenario fue similar en el Colegio La Providencia, en el San Juan Bautista y en varios otros institutos de la localidad.