En disputa se encuentra parte del terreno en donde está emplazada la capilla San Diego de Alcalá de La Chimba, problema que según algunos vecinos se remonta incluso a la década de los 80, pero que este año se ha vuelto a reactivar.
El terreno disputado es donde se ubica actualmente la capilla y en donde se encuentra el portón principal al recinto.
Los feligreses aseguran que este espacio le pertenece al Arzobispado, y demandan entrar con sus vehículos por ese sector para poder estacionar dentro del terreno, tal como lo hacían antes.
Así lo manifestó el coordinador de la capilla, don Braulio Araya, “las otras personas dicen que el terreno es de ellos, pero nosotros podemos mostrar las escrituras que son antiquísimas”, indicó.
Por otro lado, una familia del pueblo señala que el lugar en donde se emplaza actualmente la capilla le pertenece a ellos. De hecho, a un costado de lugar de culto se encuentra una pequeña habitación la cual ha sido ocupada por generaciones.
“Estos terrenos eran de mis familiares, de los López, desde 1980 vivimos ahí. Mi mamá se hizo cargo de la iglesia porque ella era una persona católica. Cuando fue el terremoto (de 1997) la iglesia se derrumbó, mi mamá a través de su hermano prestó el terreno para colocar la capilla actual, esto mientras se construía una nueva iglesia, cosa que no ha pasado. Actualmente un primo es el dueño del lugar, porque él compró ahí. Está el título de dominio y están los planos”, apuntó Margarita Farías, una de las familiares.
De esta manera, ambas partes aseguran tener documentación para defender su versión de los hechos.
Escenario actual
La polémica renació el pasado 2 de marzo, cuando se celebraba el miércoles de cenizas y un primo del presunto dueño llegó a vivir a la habitación que se encuentra a un costado de la capilla. Desde ese día ambas partes han colocado cadenas y candado al portón, sacando las colocadas por la parte contraria.
En medio de esta disputa, el jueves de la semana pasada Braulio Araya llamó a Carabineros, a quienes se les expuso las dos versiones del caso. Finalmente, se adoptó una alternativa, que los feligreses ingresaran al recinto por una puerta más pequeña ubicada en otro sector del terreno.
Esta medida no deja del todo contentos a los devotos, ya que por el otro portón podían ingresar sus vehículos para estacionarlos dentro del recinto, “en este momento siguen puestas las cadenas que pusieron ellos, nosotros solo podemos entrar por la puerta del costado, y no por el portón, y por esta razón los vehículos se estacionan en la calle, y eso es muy peligroso”, apuntó Braulio Araya.
En el portón los presuntos dueños colocaron un cartel que dice “se prohíbe el ingreso por este portón. Recinto Privado”, más dos números de teléfono. De todas formas, Margarita Farías aclara que ella y su familia son católicas, y que por lo tanto “en ningún momento se ha negado el ingreso a la iglesia”.
“Nosotros tenemos todos los papeles, somos transparentes, se los mostramos a Carabineros, que son ministros de fe, por lo tanto está prohibida la entrada por el portón y está prohibido cortarnos la cadena”, complementó.
Este caso actualmente se encuentra en litigio, por lo que será la justicia la encargada de esclarecer los hechos.