La Fiesta Grande del Niño Dios de Sotaquí volvió a congregar a miles de peregrinos católicos, así como también agrupaciones de bailes religiosos provenientes de diferentes partes del país, quienes llenaron de colores las calles de esta localidad ovallina.
Así lo comienza destacando el coordinador de la fiesta, Francisco Macuada, “principalmente en el día central de la fiesta ha llegado mucho peregrino hasta este lugar de adoración, las misas han estado repletas, henos tenido muy buena asistencia. Normalmente, en la fiesta grande participan entre 37 y 40 agrupaciones locales de nuestra Provincia del Limarí, pero también hay visitas desde La Serena y Coquimbo, e incluso desde más al norte”, puntualizó.
Esto también fue destacado por el párroco de Sotaquí, Juan Alvarado, “la fiesta grande desde la Novena que ha tenido gran afluencia de fieles, este domingo también ha llegado mucha gente, es un año muy bueno en cuanto a la fe”, indicó.
Sus palabras fueron complementadas por el arzobispo de La Serena, René Rebolledo, “tengo la impresión de que hay muchísima más gente que otras ocasiones. He visto una convocatoria extraordinaria, me han impresionado las manifestaciones de fe, mucha gente presenta a sus seres queridos enfermos en el teléfono y los conecta para que les llegue la bendición. Agradecemos al Señor y al santuario por preparar esta fiesta, en apoyo de Carabineros, guardias de seguridad y tanta otras personas que colaboran”, apuntó.
CUOTA NEGATIVA DE LA FIESTA
“Mi casa, casa de oración será llamada; mas vosotros la habéis hecho cueva de ladrones”, son las palabras que Jesús manifestó cuando sacó a los mercaderes del templo de Jerusalén, según consigan los evangelios.
Dos mil años más tarde, el comercio volvió a empañar una fiesta religiosa, esta vez en la humilde localidad ovallina de Sotaquí.
Cabe destacar que -como es habitual- las autoridades y organización de la fiesta habilitaron un sector del pueblo para el comercio, pero fue la llegada de vendedores ilegales provenientes de Santiago y otras partes del país lo que provocaron algunos incidentes puntuales.
En la madrugada del viernes un grupo de comerciantes irrumpió en la localidad para tratar de instalarse en un sector no habilitado, ocasión en la que incluso se registraron agresiones a los guardias que a esa hora ya estaban en el lugar. En la tarde de ese mismo día los comerciantes ambulantes protestaron frente a la misa, situación que se volvió a repetir durante el fin de semana.
La labor de Carabineros evitó que estos ambulantes se instalaran en la calle principal, manteniendo esta vía despejada para la llegada de los peregrinos y la procesión.
De esta manera, la comunidad religiosa destacó que el comercio siempre será bienvenido, pero de una forma ordenada. “Hubo algunas manifestaciones de los comerciantes ambulantes, el municipio estableció un lugar para ellos, pero no se quieren ir para allá. Acá hay que entender que la fiesta tiene su parte religiosa, pero también es justo y necesario que haya una parte para el comercio, pero hay que darle un orden, por lo tanto, de buena manera el municipio ofreció un lugar para estos ambulantes, pero no lo quisieron aceptar. Hay que priorizar la parte religiosa, porque le guste a quien le guste, la fiesta es del Niño Dios y de las personas que vienen al santuario”, señaló al respecto Francisco Macuada.
Palabras similares tuvo el párroco Juan Alvarado, “uno coordina todo esto con tres o cuatro meses de anticipación, junto a las autoridades y Carabineros, pero estos comerciantes llegan a última hora y quieren los primeros puestos. Acá hay un acuerdo para no ocupar calle Bilbao, y ellos quieren instalarse ahí, entonces han protestado, han venido en medio de la misa a gritar. Gracias a Dios, Carabineros y los guardias se ha logrado mantener el orden. Se les concedió un lugar que es calle Antofagasta y otro terreno arriba, pero no quisieron. Ellos reclaman que quieren trabajar, les ofrecimos un lugar, pero ellos quieren la calle principal y eso no se puede, porque ese es un lugar para la procesión”, apuntó.
Asimismo opinó el arzobispo René Rebolledo, “en general pienso que cada uno debe tener su espacio, pero para eso es bueno organizarse, no se puede excluir el comercio, porque la gente necesita comer y beber, pero se debe hacer de forma ordenada, que todo tenga su espacio y colabore para la fiesta, y que las calles principales estén liberadas para que pasen los fieles y pueda pasar la procesión”, explicó.