Con el objetivo de analizar las brechas que presentan las distintas comunas del país en cuanto a las condiciones de vida que ofrecen a su población –y con ello aportar al diseño de políticas públicas y a la focalización de recursos–, la Cámara Chilena de la Construcción (CChC) y el Instituto de Estudios Urbanos y Territoriales de la Pontificia Universidad Católica (PUC) presentaron una nueva versión del Índice de Calidad de Vida Urbana, ICVU.
Este índice cuenta con la participación de 99 de las 346 comunas del país, todas ellas con alrededor o más de 50.000 habitantes, representando un 79,3% de la población chilena.
Se analizan datos públicos y oficiales vinculados a 44 variables, las que se agrupan en seis dimensiones: Condiciones Laborales, Ambiente de Negocios, Condiciones Socioculturales, Conectividad y Movilidad, Salud y Medio Ambiente y Vivienda y Entorno.
En el caso de las ciudades de la región analizadas, las dimensiones críticas – con mayores brechas de mejora – en las comunas de Coquimbo, La Serena y Ovalle, corresponden a “Condiciones Laborales” y “Conectividad y Movilidad” las cuales tienen una incidencia o impacto de la gestión municipal baja (20%) y media (28,6%) respectivamente.
En detalle, La Serena, a pesar de mantener su índice en las 6 dimensiones respecto al año 2022, constituye una mejora en el índice general ICVU 2023, pasando de “Medio Alto” a “Alto”, ubicándose en el top 5 a nivel nacional en la categoría de “áreas metropolitanas” (más de 250.000 habitantes), siendo superada por San Pedro de la Paz, Concón, Puerto Varas y Concepción.
En esta misma categoría, la comuna de Coquimbo, en tanto, presenta un índice 2023 “Medio Bajo”, manteniendo su condición respecto a 2022. Sus dimensiones más críticas corresponden a la de “Condiciones Laborales” y “Condiciones Socioculturales”, está última, con una incidencia de la gestión municipal de un 75%.
En el caso de Ovalle, el índice revela que esta comuna – medida en la categoría de “ciudades intermedias”. con menos de 250.000 habitantes – cuenta con mayores brechas a resolver en comparación a La Serena y Coquimbo, ya que presenta un índice “Bajo”, manteniendo así su condición respecto a 2022 y ubicándose como la décima comuna “intermedia” con peor calidad de vida del país.
Los mayores desafíos a mejorar corresponden a “Condiciones Laborales, “Ambiente de Negocios”, “Conectividad y Movilidad”, y “Salud y Medio Ambiente”.
Al respecto, Felipe Páez, presidente de la CChC La Serena, señaló que “frente a estas desigualdades de nuestras comunas es fundamental planificar y priorizar soluciones y focalizar los recursos. Por eso es interesante que esta versión incluya la incidencia de los gobiernos comunales en el propósito de gestionar la calidad de vida en sus territorios y con propuestas concretas como aumentar los recursos a repartir del Fondo Común Municipal, avanzar en la descentralización administrativa y fiscal y fortalecer las capacidades municipales”.
LA VISIÓN DESDE EL TERRITORIO
Tras conocer el estudio, el alcalde de La Serena, Roberto Jacob, sostuvo que en todos los ránkings, durante más de 10 o 12 años, “La Serena siempre sale en los primeros lugares y eso desmiente absolutamente a algunas autoridades o personas que siempre están tirando para abajo a la ciudad”.
Según Jacob, la capital regional “tiene mucho más que otras y por eso la gente la prefiere para venirse a vivir, para venir a veranear y para todas las cosas que ofrece”, agregó.
Por su parte, el alcalde de Ovalle, Jonathan Acuña, lamentó que “nuestra ciudad se encuentre entre las menos favorecidas”.
“En el caso de las ciudades con menos de 250 mil habitantes, ocupamos el décimo lugar en cuanto a peor calidad de vida. Este resultado es una clara evidencia, sustentada en un estudio serio y responsable, de la difícil herencia que recibimos. Durante los casi 10 años de gestión de la administración anterior, nuestra ciudad no experimentó avances significativos”, aseguró.
En esa línea, el jefe comunal agregó que, en la última década, “no podemos recordar la realización de un gran proyecto de impacto para la ciudad. La sensación de inseguridad ha aumentado. No se realizaron obras de infraestructura vial adecuadas para mejorar el desplazamiento vehicular y el tránsito urbano. Y en ese sentido, en solo un año y medio de gestión, es complicado revertir los efectos de una década de inacción. Y es momento, sobre todo quienes fueron participes de esos 10 años de letargo, de asumir sus responsabilidades”, afirmó el edil.