• Manualmente se removieron las piedras que impedían el cauce natural del río.
  • El antes y después de la destrucción de la pequeña presa, reflejando como el agua ya no se queda estacionada en un solo sector.
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El río era interrumpido por una pequeña presa de piedras, por lo que la Junta de Vigilancia decidió desarmar manualmente la estructura para que el agua pudiera fluir. Esta decisión generó incomodidad en una parte de la comunidad, ya que en el lugar se concentraba fauna nativa como peces y culebras, aunque desde la junta manifestaron que la intervención se realizó de la forma menos invasiva posible.

En las cercanías de la localidad de Carén, comuna de Monte Patria, se llevó a cabo este lunes la destrucción de pozones en el Río Grande por parte de la Junta de Vigilancia del lugar, ya que estas pequeñas presas de piedras serían una intervención del río.

“Parte de las funciones de la junta de vigilancia es distribuir las aguas y velar para que no se intervenga el cauce natural del río, nuestra idea es que el río mantenga su estado natural y evitar que, de acuerdo a la ley, ninguna persona o empresa pueda intervenir los cauces naturales sin la autorización de la DGA y los respectivos municipios, esta es una tarea permanente”, explicó José Eugenio González, presidente de la Junta de Vigilancia del Río Grande.

“Estos trabajos consistieron fundamentalmente en que el río no quedara tapado, sino que pudiera pasar el agua”, agregó González.

Para llevar a cabo este trabajo fue necesario pedir autorización de paso a la Agrícola La Campana, quienes son dueños de un predio camino al sector de los pozones. La empresa manifestó no estar de acuerdo con esta situación, pero accedieron a cambio de que esto fuese informado a la comunidad, para evitar que se les culpe a ellos por esta medida. Por otro lado la empresa asegura que no fueron ellos quienes realizaron esos pozones, sino que se encontrarían desde hace décadas en el lugar.

Finalmente, la Junta de Vigilancia de Río Grande concretó el acto, permitiendo que el agua no permaneciera exclusivamente estacionada en el sector mencionado, sino más bien fluyera a lo largo del río.

En este contexto la Dirección General de Aguas actuó como “ministro de fe”, y así fue explicado por el director regional de la DGA, Cristóbal Juliá, “lo que busca la junta de vigilancia y la municipalidad es permitir el paso fluido del agua, pero por otro lado el dueño del lugar dice que son lugares naturales donde vive flora y fauna y por lo tanto a él le gustaría resguardar eso, así que en el fondo este caso es un tema en privado. Sin embargo, y sin perjuicio de que toda modificación de cauce natural debe ser informada a la DGA, en este caso la junta de vigilancia tiene la facultad de desarmar obras cuando estas interrumpen el normal flujo del agua”, explicó.

 

Reacciones dispares

 

Esta situación ha provocado diversas opiniones en la comunidad, provocando controversia en el tema.

Por un lado hay quienes lamentan que la biodiversidad del lugar se vea alterada por este acto, “esos pozones han estado toda la vida ahí, desde que tengo uso de razón han estado. Esto nos afecta enormemente a todos, es un sector sumamente ecológico, hay serpientes, insectos, peces, hay de todo, es muy natural”, señaló una vecina cercana al lugar, quien prefirió reservar su identidad.

No obstante, otras voces aseguraron entender la situación, tal fue el caso de Aníbal Carmona, miembro del Comité Ambiental Comunal de Monte Patria, quien para empezar señaló que “entendemos que hay varias situaciones a raíz de una intervención pasada en el río, y que esto llevó a la junta de vigilancia a hacer uso de sus facultades legales”.

“Estaba el riesgo de que para desarmar esos pozones, que es lo que corresponde según la norma, se usara maquinaria que volviera a impactar sobre la biodiversidad, pero nosotros sabemos que desde la junta de vigilancia no se va utilizar maquinaria sobre el río, y eso nos entrega tranquilidad”, detalló.

La propia Junta de Vigilancia de Río Grande aclaró que la destrucción de los pozones se hizo de manera manual, precisamente para ser lo menos invasivo posible.

Por su parte, Verónica Romero, quien es la presidenta del APR Bellavista de Carén opinó que la medida fue precipitada, ya que no sabe con certeza si esta acción le perjudicará al pozo del APR ubicado a un kilómetro del lugar intervenido.

“No hay ningún estudio científico que apruebe o desapruebe que los pozones nos beneficiaban, eso debieron haber hecho primero antes de tomar una decisión, porque eso estaba hace muchos años así, nos hubiese gustado que se hiciera un estudio primero”, apuntó.

 

 

 

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