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Desde el INIA Intihuasi aseguran que no es necesario realizar un cambio en los cultivos de la zona, pero sí instan a que disminuyan las superficies, ante lo cual se debe hacer una priorización dentro de los huertos. Esto además debe ser acompañado por técnicas de riego que permitan optimizar el escaso recurso hídrico.

 

En medio de la extrema sequía que afecta a la Región de Coquimbo, nacen discusiones de cómo afrontar esta grave situación, sobre todo en zonas rurales como la Provincia del Limarí, que se sustenta en rubros como la agricultura. 

Una de alternativas que se han propuesto, es el cambio en el tipo de cultivos, apuntando principalmente a plantaciones de un mayor consumo de agua, como los paltos. 

No obstante, desde el INIA Intihuasi aseguran que no es necesario un cambio en el tipo de cultivos, aunque por otro lado sí apuntan a otro tipo de medidas, como el uso eficiente del agua.  

Así lo explica el investigador del área de fruticultura del INIA, Giovanni Lobos, “en general hay una mala percepción del palto, porque con el trabajo que se ha hecho en la zona, como en la provincia del Choapa, hemos visto que el palto se puede manejar con menos agua, pero ahí debe haber un uso eficiente de esa agua, entonces hay que utilizar tecnología, riego por goteo, sensores de monitoreo, incluso el uso de imágenes satelitales, eso sirve para todo tipo de cultivo para manejar el agua de forma eficiente”, apuntó.

“Utilizando tecnología se puede ser muy eficiente en la entrega del agua, y eso va permitir bajar los consumos hídricos. Entonces ya no se va regar el palto con 10 o 12 mil metros cúbicos, sino que se podrá regar con 8 mil metros cúbicos por hectárea, y lograr un buen rendimiento”, complementó. 

Por otro lado, el experto insta a disminuir las superficies de cultivos, para de esa forma lograr una mayor eficiencia, “generalmente se ha cometido el error de regar más superficie respecto a la oferta hídrica, entonces ahí hay que hacer otras cosas, no solo con los paltos, sino que con todas las especies frutales. Entonces hay que hacer un análisis en cada temporada de cuánta agua se dispone, y eso puede significar cuánta superficie se puede regar, entonces ahí hay que hacer varios ajustes a nivel de huerto”, sostuvo. 

“No se puede regar toda la superficie hoy día, lamentablemente es duro, pero hay que hacer un ajuste de superficie, es mejor regar bien el cultivo con el agua que me alcanza, lo cual me permite obtener rendimientos que me permitan resultados productivos, que estar regando todo mal, que es lo que se ha hecho en gran parte de la temporada. Es por eso que los rendimientos frutícolas en la región han bajado, porque con la poca agua los productores están regando todo lo posible, entonces hay que hacer varios ajustes, es dura la decisión de qué sector dejar de lado y cuál trabajar fuerte”, agregó. 

Para cerrar, Lobos señala que estas prácticas debiesen mantenerse independientemente de la lluvia que caiga en cada temporada, “los pronósticos no son muy buenos, está el fenómeno de La Niña y eso indicaría que tendríamos bajas precipitaciones en la región, y aunque el pronóstico se equivocara, si llueve lo ‘normal’, no sería suficiente para revertir el problema hídrico. Por eso es tan importante hacer un ajuste de superficie (…) bajo la oferta hídrica es imposible regar toda la superficie, a pesar de que tengamos años ‘normales’ o ‘sobre lo normal’, hay que reducir las superficies”, apuntó. 

 

FOCO EN LOS AGRICULTORES 

 

Por su parte, la presidenta de la Sociedad Agrícola del Norte, María Inés Figari, asegura que no es posible realizar un cambio en los cultivos, por los costos que esto significaría.

“Yo creo que aquí no se puede hablar de cambio de plantaciones, porque lo que aquí nos tiene muy preocupados es el agua, y eso significa que mientras no lo tengamos seguro, no veo ninguna posibilidad de cambiar de plantaciones. Puedo comentar que arrancar un parrón vale tanto como plantarlo, entonces la verdad es que debajo del parrón a lo mejor se podrán hacer siembras que ocupen menos agua por menos tiempo, pero mientras no lo tengamos a la vista, se dificulta mucho más el pensar cambiar de plantaciones”, sostuvo. 

De esta manera, manifiesta que el foco de preocupación tiene que estar en quienes viven de la agricultura, “yo creo que lo que nos tiene interesar acá son los seres humanos, los agricultores y sus familias. La reducción de superficie es un hecho, pero tenemos que empezar a hablar de la reducción de trabajo, qué hace esa gente que vive en Tulahuén, ¿cómo llega a trabajar en Ovalle?, entonces cambiemos un poquito la mirada, y pongámonos más cercanos con la gente, acá hay seres humanos y estamos frente a una crisis humanitaria”, concluyó. 

 

 

 

 

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